By David R. Gayton

El honor y la honra son dos temas que aún tienen vigencia en la cultura Hispana. En mi familia el honor siempre se nos inculcó como el hacer lo correcto en toda ocasión—aunque uno estuviese a solas. Por otra parte, la honra, en mi hogar, se nos presentó como el hacer siempre lo correcto frente a los demás. La diferencia léxica entre estos dos términos es sutil, pero una vez aplicada al mundo actual esta diferencia lleva con sigo implicaciones morales que han marcado profundamente la cultura hispana. Una de las implicaciones morales más importantes detrás de esta sutil desemejanza verbal es que hoy en día se han confundido a tal grado estos dos términos que el adjetivo honorable a sido sustituido casi en su totalidad por honrado. La implicación moral de esta confusión de términos se encuentra entonces en el hecho de que para ser considerado honrado no es necesario ser honorable. De esta forma, reemplazando paulatinamente el honor con la honra, las meras apariencias de la virtud y responsabilidad personal que el dinero permiten, han ascendido a tal importancia que estas mismas apariencias han sustituido a la virtud. Por consiguiente, es este aspecto perverso e inmoral de la cultura hispana que José Zorrilla critica en Don Juan Tenorio.

Uno de los aspectos sobresalientes de Don Juan Tenorio es que la trama de esta obra toma lugar en Sevilla durante el renacimiento. Este hecho es de suma importancia para la obra de Zorrilla, pues como dice María Victoria Martínez en su ensayo sobre la evolución del honor y la honra el las sociedades castellanas, fue precisamente durante el renacimiento que, “[e]l concepto de la honra se había modificado, y su contenido ya no era ético sino económico, y contaba con símbolos visibles” (Martínez). Es decir que durante esta época el concepto de la honra fue sujetado al dinero, la posición social, y la herencia patriarcal. Es entonces por esta razón que la castidad de la mujer llego a tener una importancia descomunal en las culturas hispánicas. Pues si la honra se vincula a la posición social y esta por su parte se sitúa en la herencia patriarcal, cualquier “deslice” femenino que pueda poner en cuestión la legitimidad paternal de un individuo debe ser evitado para que de esta forma no haya ningún tipo de deshonra familiar. Como dice Martínez al hablar de los comienzos de la honra y la nobleza, “la fidelidad conyugal femenina era considerada un elemento clave para asegurar la cohesión familiar y la transmisión de la condición de nobleza” (Martinez). Es entonces esta cuasi-ridícula interpretación de la nobleza, la honra, y la castidad en la cultura española que Zorrilla explora y critica a través de las interacciones sociales de los personajes principales de esta obra teatral.

En Don Juan todos los personajes principales pertenecen a las altas clases sociales y es por eso que cada uno de estos personajes se siente muy apegado no solo a la jerarquía social sino también a su rol tradicional dentro de la misma. Desde la entrada enmascarada de los padres de Don Juan y Don Luis a la hostería del primer acto, hasta los remordimientos de Doña Inés una vez secuestrada en casa del Tenorio, estos personajes se encuentran sumamente consientes no solo de su posición social, si no de la fragilidad de mantener esta posición a través de la apariencia de la honradez. Una y otra vez en Don Juan Tenorio la vida y la honra son equiparadas como valores mutuos. La misma apuesta entre Don Juan y Don Luis compromete la propia vida y honra de ambos jugadores. Perder la honra es comparable a perder la vida. Reconociendo este hecho y listo para afrentar todo y quien se le aproxime, Don Luis dice, “mi destreza y mi valor/ por mi vida y por mi honor/ jugaran…” (Zorrilla II. i. 12-3).

Por otra parte, es importante notar que cuando Doña Inés es secuestrada del convento, Don Gonzalo al partir en busca de ella, no se refiere a Doña Inés como su hija sino como su honra (Zorrilla 54). Lo que esto directamente implica es que si la honra de Don Juan depende de su conquista amorosa de Doña Inés, y por la otra parte la honra de Don Gonzalo depende de la castidad de su hija, la gloria de Don Juan y sus amigotes entonces depende principalmente de la burla y deshonra de los demás. Es por esta razón que a través de la obra, Don Juan es descrito por los que lo rodean, y en algunas ocasiones por si mismo, como un diablo. Pues habiendo llevado la idea de la honra a un extremo descomunal, la honra de Don Juan se desborda un orgullo Satánico. Para acentuar este punto, solo vasta notar las cuentas que Don Luis y Don Juan recitan en la hostería. Entre treinta y dos asesinatos y setenta y dos conquistas es fácil notar que lo que Don Juan destruye con su ensalzado orgullo y enviciado sentido de la honradez, es lo mismo que el busca mantener.

Enfatizando este aspecto Satánico de Don Juan, su padre, Don Diego le deshereda, y convierte su herencia en un cementerio, privando de esta forma a Don Juan tanto de su posición social, como de su honradez (en el sentido tradicional de la palabra). Este ultimo acto de Don Diego funciona a su vez como la ultima censura del orgullo vano que reside detrás de la honradez en las culturas hispanas. Pues, aunque en la ultima escena del ultimo acto Don Juan es absuelto por el amor redentor de Doña Inés, la trama cuasi-romántica de esta obra da a entender que efectivamente el espectador esta presenciando la excepción del caso, no la regla.

El resultado de este ultimo acto redentor en Don Juan Tenorio, es que la obra llega a desprenderse de lo didáctico y logra burlarse no solo de la idea albeada de la honra que Don Juan representa, sino del sentimiento moderno del honor y la honra en su totalidad. Esta ultima burla, creo yo, es la razón por la cual Don Juan Tenorio es aún una obra vigente en nuestra cultura. Pues aunque hoy en día el honor y la honra se confundan y ni una u otra palabra lleve consigo mas que un vago sentido de la castidad y la virtud, la herencia de orgullo vano que esta tradición de honra transmitió a nuestra cultura es aún palpable en nuestras vidas personales y vergonzosamente visible en las biografías políticas de nuestros países.

 

 

Obras citas

Maritnez, Maria Victoria. “A Vueltas Con La Honra Y El Honor: Evolucion En La Conception     De La Honra Y El Honor En Las Sociedades Castellanas, Desde El Medioevo Al Siglo               XVII.” Revista Borradores Viii-ix (2008): n. pag. Web. 1 Feb. 2016.

Zorrilla, José. Don Juan Tenorio Y El Puñal Del Godo. Prólogo De Salvador Novo. México:        Editorial Porrua, 1972. Print.